Hablar de cambiar el mundo, sin duda, suena utópico, tal vez un pensamiento infantil que no se realizará, sin embargo, hace años tengo el honor y privilegio de trabajar con personas que estoy segura que cambiarán el mundo para bien. Cada persona, al tener la inquietud de hacer un trabajo voluntario, se llena de energía interna y la pone al servicio de los demás. No importa el nivel de estudios, profesión, edad o país. Un acto de voluntariado en una organización da la fuerza e impulsa el lograr objetivos de manera mágica. ¿Por qué mágica? Porque al dedicar su tiempo, energía y todas sus capacidades a una causa que representa sus valores y convicciones, se produce un efecto dominó, a veces pequeño como un abrazo y otras enorme como el que hacen nuestro voluntariado en Diversas, acompañamiento, escucha activa, organización de espacios, limpieza, apoyo logístico en eventos , o bien por su parte el voluntariado especializado, dedicando toda su experiencia y formación al acompañamiento psicoterapéutico, acompañando a nuestras usuarias que están pasando por un proceso doloroso, como un duelo de cualquier índole, como lo hace nuestra voluntaria María José Hernando, que de manera profesional hace un seguimiento a las usuarias que lo requieren. También está el caso de Carmen Calvo, profesora jubilada, que ha reactivado su profesión para impartir clases de castellano a casi 20 mujeres árabes que toman su clase cada semana. En ella, se pretende lograr una integración cultural y, principalmente , la creación de una comunidad. Como mención especial, a los 21 estudiantes del Colegio San José y a sus profesoras, que realizan una actividad de Voluntariado Infantil, en la que nos invitaron a participar y se logró satisfactoriamente la sensibilización de este grupo.